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viernes, 27 de enero de 2012

Farrenc, le Beau • Klaviertrios • Clara Wieck Trio

Una de las figuras musicales que más me han seducido, hasta convertirse en un icono en mi imaginario personal de héroes musicales, es la de la compositora francesa Louise Dumont Farrenc, a quien se le ha prestado escasa atención en casi todo el mundo, aunque su nombre debería figurar con más resonancia no sólo en el ámbito de la música, sino en el de las conquistas femeninas del mundo moderno.

Ella es relevante en la medida en que fue una de las escasas figuras femenina musicales del romanticismo que no estuvo supeditada (salvo por la adopción del apellido de su marido, un editor de música) a una figura masculina dominante, como fueron los casos de Alma Mahler o Clara Wieck, quienes prácticamente sólo escribieron música de cámara o lieder, y en los hechos jamás salieron del mundo de los salones privados a que su labor como compositoras estuvo relegada. Farrenc no sólo no fue confinada a ese pequeño nicho musical, sino que sus obras fueron editadas e interpretadas en salas de concierto de manera pública, lo que le valió incluso el elogio de Robert Schumann, quien la tenía en muy alta estima.


Louise Farrenc (1804-1875) no sólo escribió música de cámara de una calidad profundamente superior a la de todas sus contremporáneas y predecesoras, como pueden comprobar escuchando el audio del Finale - Allegro, tercer movimiento del trío de este impresionante registro digital, sino que además fue uno de los escasísimos músicos que siguió la línea musical de Beethoven, a quien indudablemente recuerda su música por su hondura filosófica, su poder expresivo y su decidio élan musical desplegado de manera soberbia y orgullosa. Además, escribió al menos un concierto para piano, música para ballet además de tres sinfonías y varias oberturas de una manufactura en verdad envidiable.

Luise Adolpha le Beau (1850-1923) pertenece al grupo de mujeres que sólo escribió música de cámara y aunque vivió hasta entrado el siglo XX, su música, al igual que la de Farrenc, aún espera su reivindicación. Ella, igual que Farrenc, parece influida también por el romanticismo teutón, romanticismo tardío al estilo de Brahms, y por ende un tanto melancólico y con ligeros acentos bucólicos, si bien su voz no es tan decidida y potente como la de su predecesora.

En cualquier caso, estamos ante un disco simplemente extraordinario, con dos compositoras dignas de mayor aprecio y divulgación entre los melómanos.

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